domingo, 2 de mayo de 2010

Y... ¿QUIÉN DECIDE LOS HORARIOS Y PROGRAMACIONES INFATO-JUVENITLES?

En 1997, el Parlamento Europeo publicó el Libro Verde relativo a la protección de los menores y de la dignidad humana en los nuevos servicios audiovisuales y de información. Esta resolución europea se concretó en lo que se conoció como La Ley Europea de Televisión sin Fronteras de 1991. Sirvió de marco para que en el 13 de junio de 2002 se firmara el Convenio de Autorregulación sobre Contenidos Televisivos e Infancia. El 9 de diciembre de 2004, las televisiones generalistas -Televisión Española, Antena 3, Tele 5, Canalplus, Forta (Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicas)-, y la Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial junto con la Asociación Española de Anunciantes (AEA) suscribieron el Código de Autorregulador fundamentado en la Constitución española, en particular en su artículo 39.4 por el que se establece una protección específica para los derechos de la infancia.

En España, las televisiones están obligadas, de acuerdo con la Ley 22/1999, de 7 de junio, a someterse a una clasificación acordada.
A estas normas de la Ley anteriormente señalada, se han añadido este año cuatro pautas nuevas:
  • se deben eliminar los pitidos superpuestos al lenguaje soez o malsonante.
  • en los avances de programas no recomendados para menores de 13 años que se emitan en las franjas de protección reforzada no se deben incluir imágenes o sonidos que sean causa de esa clasificación
  • los programas emitidos no pueden incluir imágenes o sonidos de otros programas que sean causa de su clasificación para adultos
  • se evitará el tema de la pornografía, salvo que su tratamiento tenga carácter educativo, pedagógico o bien fines informativos.
Para más información acerca del Código de autorregulación sobre contenidos televisivos en infancia: http://www.tvinfancia.es/Textos/CodigoAutorregulacion/Codigo.htm

1 comentario:

YUNOCE dijo...

Ahora nos queda razonar de forma crítica, si la realidad se ajusta a esta normativa. Y ya no sólo es la programación infantil la que nos debería preocupar, sino la adulta, pues la familia no es el único medio que condiciona la esencia y conducta de cada persona, sino que la televisión a día de hoy se ha convertido en un sujeto activo más en ese condicionamiento y los padres/madres/educadores, actúan en diversas ocasiones ante sus hijos, condicionados por este factor al que a ellos, al igual que a sus hijos, no les es nada beneficioso.